Cuando llega un pliego a la agencia, todos nos ponemos a temblar. Después ya nos enteramos si el cliente mola, quien curra en él y sobre todo quién lo lidera ya que esto cambia mucho tanto a nivel creativo como de presentación.
Después de muchos años en agencia y habiendo estado en algunas de las más creativas he de decir que nos ahogamos en un vaso de agua, por que es la propia agencia quien debe decidir qué se presenta y cómo, con el equipo disponible y el tiempo estimado por cliente que nunca es suficiente.
Este es el gran problema que cada perfil trata de solucionar inclinando la balanza hacia su terreno. Los directores quieren ganar la cuenta como sea y sin importar los recursos que se empleen para ello, los creativos quieren que su idea sea la mejor y los cuentas quieren que todo se entregue a tiempo y perfecto. Pero... ¿qué pasa con la planificación estratégica? no sólo la del nuevo cliente, sino la de la propia agencia.
Estoy convencida que si se pensara durante un rato en la estrategia con la que afrontar el concurso con los recursos y el tiempo estimado, más aún si se tiene un límite de precio por parte del cliente, saldrían mejor y costarían menos disgustos internos. Las exigencias personales no pueden imponerse cuando la realidad es que es imposible entregar bien esa cantidad de trabajo que además no es necesario para defender una buena idea y por lo tanto para ganar un concurso.
Esto se puede representar muy bien como una pelea de gallos en la cual el que más alto y más cabreado hable a los demás tiene la razón, por que su ego será el vencedor...pero la realidad es que si se estiman los tiempos, los recursos, se limita la pasta y se determina el correcto formato y por tanto se hace una entrega responsable y acorde a la idea, se puede ganar el concurso sin sacrificar la vida de la gente.
Las posibilidades de ganar en un concurso son muchísimas y poquísimas, y la mayoría no suelen depender del trabajo presentado sino de los contrincantes, el tipo de proyecto, la fama de la agencia y en tiempos de crisis más que nada del presupuesto por lo que emplear un enorme esfuerzo que suponga dejar de lado los clientes que mantienen fee y machacar al equipo no debería ser necesario.
He ganado algunos concursos y he perdido muchísimos, pero la realidad es que a pesar de todo hay que ir a por ellos con toda la ilusión y la esperanza
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